domingo, 13 de octubre de 2013

Casa de citas / Alice Munro / Harén


Alice Munro
HARÉN

En nuestro apartamento había dos habitaciones y media. Lo alquilamos amueblado y, como era de suponer en estos casos, eso significaba que estaba medio amueblado con enseres que en otras circunstancias se habrían tirado. Recuerdo el suelo del cuarto de estar, cubierto con cuadrados y rectángulos sobrantes de linóleo: todos los diferentes colores y formas unidos unos con otros y bordados como un absurdo edredón de franjas metálicas. Y había un horno de gas de la cocina que se alimentaba de monedas de veinticinco centavos. Nuestra cama estaba metida en un recodo de la cocina y cabía allí tan justa que había que encaramarse a ella desde el pie. Chess había leído que ésta era la forma en que las chicas de un harén tenían que entrar en la cama del sultán, venerando primero sus pies y luego arrastrándose hacia arriba, rindiendo homenaje a las otras partes de su cuerpo. A veces jugábamos a ese juego.



Alice Munro


Lea, además
FICCIONES

No hay comentarios: