jueves, 26 de noviembre de 2015

Casa de citas / Jhumpa Lahiri / El trabajo de un escritor

Jhumpa Lahiri

Jhumpa Lahiri
EL TRABAJO DE UN ESCRITOR

«Cuando era pequeña, no sabía exactamente qué era una “ocupación” pero cuando mi padre la encontró supe lo que significaba para él. Yo me dispuse a hacer lo mismo que él había hecho con el fin de continuar una carrera que me brindara la misma estabilidad y seguridad. Pero en el último instante me retracté porque, a diferencia de mi padre, yo quería ser escritora. Incluso después de ganar el Pulitzer, mi padre me recordó el hecho de que escribir historias no era algo con lo que pudiera contar, y que siempre tenía que estar preparada para ganarme la vida de otra manera. Lo he escuchado y, a la vez, he aprendido a no escucharlo, a acercarme al borde del precipicio y saltar. Y así, si bien el trabajo de un escritor es mirar y escuchar, para convertirme en escritora he tenido que volverme sorda y ciega».

Jhumpa Lahiri
A writer’s job
By Jhumpa Lahiri

«As a child, I did not know the exact meaning of “tenure,” but when my father obtained it I sensed what it meant to him. I set out to do as he had done, and to pursue a career that would provide me with a similar stability and security. But at the last minute I stepped away, because I wanted to be a writer instead. Stepping away was what was essential, and what was also fraught. Even after I received the Pulitzer Prize, my father reminded me that writing stories was not something to count on, and that I must always be prepared to earn my living in some other way. I listen to him, and at the same time I have learned not to listen, to wander to the edge of the precipice and to leap. And so, though a writer’s job is to look and listen, in order to become a writer I had to be deaf and blind».




miércoles, 25 de noviembre de 2015

Triunfo Arciniegas / Diario / Banderitas en La Habana

Banderita
La Habana, 2015

Triunfo Arciniegas
BANDERITAS EN LA HABANA
La Habana, 5 de noviembre de 2015


En La Habana, los taxis y las bicicletas lucen a menudo una banderita de Estados Unidos. El sueño de la mayoría de los cubanos es vivir en Estados Unidos. Se van tan pronto pueden, se lanzan al agua con los ojos cerrados, y al resto se le va la vida pidiendo un permiso para salir. De hecho, podría decirse que Miami es la otra capital de Cuba. ¿Qué pensará el gobierno de los Castro, después de tanta propaganda contra el imperio?


martes, 24 de noviembre de 2015

Casa de citas / Vargas Llosa / La prosa


Mario Vargas Llosa
Biografía
LA PROSA

En todos mis libros la prosa ha tratado de ser funcional, estar al servicio de una historia y no la historia al servicio de una demostración de tipo retórico. No. Salvo en La casa verde, quizá ahí sí se pueda decir que la historia sirve tanto a la forma como la forma a la historia. En Cinco esquinas, como en las novelas anteriores, la prosa trata de ser invisible, de desaparecer detrás de la historia que cuenta para que sea la historia la que parezca vivir por sí misma. El método flaubertiano, que ha sido siempre el mío. Pero tenía un problema que resolver: la diversidad que tiene la sociedad peruana; los peruanos de una clase social encumbrada, los de clase media y los de un medio popular no hablan exactamente de la misma manera, hay muchas diferencias y modismos. Hay una naturaleza del lenguaje que expresa clarísimamente esa situación social, económica o cultural, es algo que he tenido muy presente y al mismo tiempo he evitado mucho ser folclórico, que la manera de hablar fuera al final más importante que el propio personaje, que se luciera ya desprendida del propio personaje. No, es algo con lo que siempre estuve en contra y creo que mi generación ha sido una generación de escritores que reaccionó muchísimo contra eso, la explotación del color local, contra esa especie de estriptís lingüístico que hacía toda la literatura criollista, localista. Ha sido un trabajo del lenguaje para que fuera lo más invisible posible, pero que al mismo tiempo sirviera mucho para mostrar las diferencias sociales, económicas y culturales de una sociedad tan compleja y diversa como la peruana.


lunes, 23 de noviembre de 2015

Casa de citas / Vargas Llosa / La privacidad

Mario Vargas Llosa
Mario Vargas Llosa
Biografía
LA PRIVACIDAD

Una de las características de la vida presente es que la privacidad ha desaparecido, ya no existe, hay una tecnología capaz de transgredir la privacidad a todos los niveles. Esto tiene efectos económicos, políticos, culturales, pero una de las consecuencias es que lo que entendíamos por privacidad, pura y simplemente, ya no existe.

Vargas Llosa / Llego a los ochenta en un estado maravilloso


jueves, 19 de noviembre de 2015

Casa de citas / Vargas Llosa / Flaubert


Gustave Flaubert

Mario Vargas Llosa
Biografía
FLAUBERT

Es una más de las cosas que yo le debo a Flaubert, el haber demostrado que si no tenías un talento natural, que si no nacías genio, podías llegar a ser un buen escritor a base de perseverancia, de terquedad y de esfuerzo. Es la gran lección de Madame Bovary, una novela escrita por un hombre que al mismo tiempo que escribe va conquistando y construyendo milímetro a milímetro su genio, con un esfuerzo gigantesco a base de voluntad, de terquedad, de trabajo. Esa es la gran enseñanza. Era un gran pesimista, un escéptico terrible, pero nos demostró que el genio se podía construir si no lo tenías. Una lección absolutamente fundamental para mí.

Vargas Llosa / Llego a los ochenta en un estado maravilloso


martes, 17 de noviembre de 2015

Triunfo Arciniegas / Diario / Bandera de dolor

Guernica (Detalle)
Pablo Picasso


Triunfo Arciniegas
BANDERA DE DOLOR
Ciudad de México, 17 de noviembre de 2015


¿Y por los niños muertos (ahogados atravesando el Mediterráneo o despedazados en los bombardeos) nadie enseña una bandera?


Triunfo Arciniegas / Diario 
Triunfo Arciniegas / Diario 2013
Triunfo Arciniegas / Diario 2014
Triunfo Arciniegas / Diario 2015


lunes, 16 de noviembre de 2015

Casa de citas / Vargas Llosa / Hemingway y yo


Ernest Hemingway

Mario Vargas Llosa
Biografía
HEMINGWAY Y YO

Hace poco he visto en Nueva York la magnífica exposición sobre Hemingway. Es impresionante comprobar cómo por un lado existe la cara pública de este personaje, un aventurero, boxeaba, cazaba, pescaba, corría toda clase de riesgos, daba la impresión de ser un hombre que vivía la vida en toda su riqueza. Y en realidad te das cuenta de que era una fachada, que detrás de eso había un hombre desgarrado, con depresiones, desmoralizaciones, que buscaba en el alcohol una especie de salvación que no conseguía, que la lucha contra la impotencia, contra la falta de memoria, fue un drama de los últimos 10 años de su vida y que, al final, acaba matándose derrotado por esos demonios de los que nunca pudo liberarse. En un momento dado, la literatura ya no le sirve, ya no lo defiende, ya no lo redime. Yo espero que en mi caso nunca llegue ese momento. Al mismo tiempo uno tiene que aceptar la muerte, no tiene sentido rebelarse contra lo irremediable, pero es muy importante llegar vivo hasta el final, no morirse en vida, es el espectáculo más triste que puede dar un ser humano, perder las ilusiones, convertirse en un ser pasivo. Hay muchísimos casos y no solo de escritores, pero es el espectáculo que siempre me ha parecido más lamentable. A mí me gustaría llegar vivo hasta el final.

Vargas Llosa / Llego a los ochenta en un estado maravilloso




domingo, 8 de noviembre de 2015

Casa de citas / Virgilio Piñera / Tres permanencias en Buenos Aires

Virgilio Piñera

Virgilio Piñera
TRES PERMANENCIAS 
EN BUENOS AIRES
Biografía

Mi primera permanencia en Buenos Aires duró de febrero de 1946 a diciembre de 1947; la segunda de abril de 1950 a 1954; la tercera de enero de 1955 a noviembre de 1958. Si doy tal precisión es por haber vivido diferente las tres etapas.

En la primera fui becario de la Comisión Nacional de Cultura de Buenos Aires; en la segunda empleado administrativo del Consulado de mi país; en la tercera el corresponsal de la revista Ciclón dirigida por José Rodríguez Feo. La economía de la primera etapa fue saneada; la de la segunda irrisoria; la de la tercersa desahogada.


Carlos Espinosa Domínguez
Virgilio Piñera en persona 
Edición del Centenario
Ediciones, La Habana, 2011, p. 128


jueves, 5 de noviembre de 2015

Triunfo Arciniegas / Diario / Prisionero en La Habana

El grito
Arte callejero
La Habana, 2015
Fotografía de Triunfo Arciniegas

Triunfo Arciniegas
Prisionero en La Habana
La Habana, 5 de noviembre de 2015


Una semana incomunicado en Cuba me tiene al borde de la desesperación. Para acceder a internet se precisa de un hotel de cinco estrellas. Y se trata de un servicio caro, malísimo y censurado. Compré una tarjeta y en una hora de intentos no logré absolutamente nada con mi celular. 

En un computador del hotel, no pude entrar a Yahoo ni a Gmail ni a Facebook. En todos me advirtieron sobre los piratas informáticos deseosos de acceder a mis claves. Pura mierda: se trata de censura.

Así que finalmente me gasté la tarjeta leyendo El País, de España. De los seres queridos no supe de nada. Ni pude hacerles saber nada.

¿Cómo se sentirán los pobres cubanos con más de medio siglo de censura? Censura y hambre y vigilancia. Un cubano, como niño chiquito, debe pedir permiso para salir. Y rara vez le dan permiso. Debe cumplir condena de por vida en Cuba sin saber su pecado. Para vivir en La Habana, según entiendo, un cubano de provincia necesita un permiso especial. Antes los cubanos no podían entrar a los hoteles cubanos y creo que no podían acercarse a ciertas playas. Un cubano ni siquiera pasea por su propio país. Yoani Sánchez cuenta la anécdota de una pareja que se fue a recorrer el monte y terminó detenida. El monte pertenece al Estado. Donde antes hubo una fábrica ahora hay un edificio abandonado. Pertenece al Estado, seguramente. Hay latifundios donde crece la maleza: los he visto con estos ojos. Pertenecen al Estado. 

Es como morir de sed contemplando un vaso de agua.

Maldita sea.


Triunfo Arciniegas / Diario / En Cuba hay que ser comunista para vivir bien
Triunfo Arciniegas / Diario / Por esta libertad hay que darlo todo
Triunfo Arciniegas / Diario / La Habana y el lazarillo
Triunfo Arciniegas / Diario / Muerte y ausencias
Triunfo Arciniegas / Diario / Prisionero en La Habana


miércoles, 4 de noviembre de 2015

Triunfo Arciniegas / Diario / Muerte y ausencias

Lágrimas de sangre
Arte Callejero
La Habana, 2015
Fotografía de Triunfo Arciniegas

Triunfo Arciniegas
Muerte y ausencias
La Habana, 4 de noviembre de 2015


"Tengo setenta y dos años y los siento en todos los huesos", me dijo hace unos días Gladys Rodríguez, en Matanzas. Se casó a los veintidós y se divorció a los treinta y tres. Le quedaron dos hijos. Tuvo luego un marido por un año: se le fue a Miami. "Más me me hubiera valido no volver a casarme", dijo. Uno de sus hijos, Raniel, el mayor, vive en Estados Unidos desde hace años. Tres veces ha querido viajar a verlo y tres veces le han negado el permiso. 

Gladys Rodríguez vive los días de la desilusión. Su nieta más grande, una preciosa adolescente cuyas fotos adornan la sala de su casa y la hija única de Raniel, vive en los Estados Unidos desde hace siete años. Y sus otros dos nietos, hijos de su hijo menor y apenas unos niños que brincan en la calle, se irán pronto, tras los pasos de su madre, que trabaja como loca en Ecuador y sueña con establecerse en Estados Unidos.

En una revista de Matanzas leo estas palabras de Yanira Marimón: "Los amigos de mi hijo han empezado a marcharse. Los amigos de mi madre han empezado a morir. Y no sé cómo explicarles a ambos, y que lo entiendan, que los dos actos son una misma cosa".

En su famosísimo blog, Yoani Sánchez dice que ella y sus compañeros están regados por el mundo como los palitos chinos de una caja arrojada al aire. Dice, por ejemplo: "Marlen, la matancera, vive en la otra orilla y hace su doctorado, mientras Nelson -quien fuera el primer expediente de su graduación- lleva casi seis años en Estados Unidos. Del poeta José Félix sé que cantaba con una guitarra en los bares de España y Wilfrido -avezado en la semántica- está con su novia en Madrid. Muchos de los alumnos de años anteriores al mío llevan su vida en la Gran Manzana o en algún país de Latinoamérica".

Lo terrible de estos viajes es que son definitivos. Guillermo Cabrera Infante dejó Cuba en 1965 y murió cuarenta años después sin volver a ver la isla. La muerte es el viaje sin regreso. Y en Cuba, en cierta forma, viajar es morir. Viajar es arrojarse al mar, y no se trata de una metáfora. O se muere en sus aguas o se llega a tierra firme pero jamás se vuelve a casa. Es verdad, Yanira Marimón: "Los dos actos son una misma cosa".

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martes, 3 de noviembre de 2015

Triunfo Arciniegas / Diario / La Habana y el lazarillo

La ventana
La Habana Vieja, 2015
Fotografía de Triunfo Arciniegas

Triunfo Arciniegas
La Habana y el lazarillo
La Habana, 3 de noviembre de 2015


No es conveniente recorrer La Habana sin lazarillo. Uno no sabe con quién habla, uno no sabe quién lo está oyendo o viendo. No se ven policías: se camuflan. Y como soy explosivo, como no me dejo invadir y suelo responder a las agresiones sin prudencia, como no me callo ante las porquerías de la vida cotidiana, puedo meterme en problemas.

De los países que he visitado, ninguno le tira tan duro al turista como Cuba. Los precios son exagerados. Un pinche sandwich, una cosita de pan y jamón, puede valer cinco dólares. Lo mismo vale un mojito en La bodeguita de en medio. Como si uno se lo estuviese tomando con Hemingway. El lugar es diminuto y se mantiene atestado, uno compra su carísimo mojito y va a tomárselo a calle, feliz porque ahí mismo se emborrachaba Hemingway, pendejo que es uno. Por un jugo o por un helado al turista le piden cinco o siete veces más. Es sabido que los taxistas  se ensañan contra los visitantes. Pero aquí el ensañamiento es rutinario, riguroso, implacable.

En Cartagena de Indias al turista le caen como langostas, pero aquí parecen tiburones. Cuba ejerce una fascinación en el mundo entero. Todo mundo quiere pasar al menos una vez por esta geografía. Y aquí saben aprovechar la fascinación. Adivinan el país de origen y te dicen un par de cositas y ya empiezan a envolverte, a ofrecerte cosas y ni te das cuenta cómo caes. Visten bien y no es raro que hablen varios idiomas. De lejos se nota que consiguen el billete, y es fácil deducir cómo lo consiguen.

Estaba descansando en un parque, cerca del Malecón, cuando vi acercarse una pareja: un hombre de unos treinta años y una negra espectacular. Se sentaron junto a mí. En un momento la mujer cambió de lugar y quedó entre el hombre y yo. Qué olor, madre mía, qué fragancia, y qué piernas, qué piel tan luminosa. Preguntó de dónde venía. No más con esa pregunta me fui, tembloroso y muerto de deseo, con mi música a otra parte: ya me sé el resto del libreto. 

Las jineteras gozan de merecida fama. Las bellísimas jineteras de La Habana. La prostitución ha sido y sigue siendo un gran negocio. El cubano, debido a su miserable situación, se ha convertido en un experto en sacar partido del fuereño. Una mujer puede envolverte, sacarte todo lo que se le antoja y no darte nada.

El siglo pasado Cuba fue el casino de los gringos. "Las Vegas", me precisa Araceli Morales. El juego, el ron, el tabaco y las mujeres eran los adjetivos de esta bella tierra. No sé nada del juego ni de los casinos. Me han dicho que la entrada al Tropicana vale más o menos ochenta dólares. El ron y el tabaco mantienen su prestigio, y las mujeres se siguen ofreciendo en las calles.

En Cuba, además, existe un lío: dos monedas oficiales. Una es el llamado CUC y otra el peso cubano. El primero, que equivale al dólar, es para los turistas, y el otro para los pobres cubanos. De manera que tengo que hacer tres o cuatro conversiones para saber más o menos el precio de cada cosa. He cambiado pesos mexicanos (en mi cabeza debo pasarlos a dólares y luego a pesos colombianos). Soy colombiano y vengo de México. Me aconsejaron que no trajera dólares porque no conviene: uno sale muy tumbado con el cambio. 

De manera que no sólo por seguridad sino por cuestiones de economía no es conveniente recorrer La Habana sin lazarillo.


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lunes, 2 de noviembre de 2015

Triunfo Arciniegas / Diario / Por esta libertad hay que darlo todo



Personaje
La Habana, 2015
Fotografía de Triunfo Arciniegas

Triunfo Arciniegas
"Por esta libertad hay que darlo todo"
La Habana, 2 de noviembre de 2015


Los cubanos siguen lanzándose al mar en busca de otra vida. Algunos soló encuentran la muerte. ¿Se sabrá alguna vez cuántos cubanos han muerto en estas aguas?

"El lunes se fue el vecino de la esquina", me dice una señora. Precisa que se fue en lancha. Y, con cierta sonrisa, añade que ya llamó, desde Miami, que está bien.

Tienen servicios médicos gratuitos, es cierto, pero un pájaro enjaulado necesita algo más que salud. ¿Hay remedios para tanta desesperanza? No sólo los edificios se derrumban. Los cubanos tienen educación es cierto, pero de poco sirve un doctorado si uno se pasa la vida manejando un taxi. ¿De qué sirven estos privilegios si uno se pasa los días haciendo filas? Un día por dos diminutas bolsas de café (para un mes), otro día por cinco huevos (para un mes), otro día por dos litros de aceite, otro día por el arroz, y no siempre en la misma bodega.

¿De qué sirven estos "privilegios" si se vive en un país atrasado, incomunicado, vigilado? ¿Cómo demonios se sobrevive a una dictadura de más de medio siglo? Aquí las paredes hablan y miles de ojos nos ven sin que los veamos. Aquí no hay internet sino en los hoteles de cinco estrellas, y es caro, malísimo y censurado. Aquí solo hay un pinche periódico. Aquí solo hay dos o tres tediosos canales en la televisión.

Por esto, y por otras razones, resulta irónico, absurdo y hasta ridículo ese inmenso letrero que el gobierno cubano (algunos siguen llamándolo revolucionario) ha puesto en la carretera que va del aeropuerto de Varadero a Matanzas: "Por esta libertad hay que darlo todo".

Triunfo Arciniegas / Diario / En Cuba hay que ser comunista para vivir bien
Triunfo Arciniegas / Diario / Por esta libertad hay que darlo todo
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Triunfo Arciniegas / Diario / Prisionero en La Habana


domingo, 1 de noviembre de 2015

Triunfo Arciniegas / Diario / En Cuba hay que ser comunista para vivir bien

Capitolio
La Habana, Cuba, 2015
Fotografía de Triunfo Arciniegas


Triunfo Arciniegas
En Cuba hay que ser comunista para vivir bien
La Habana, 1 de noviembre de 2015


"Aquí hay que ser comunista para vivir bien", dice un hombre furioso, frente al Capitolio, en plena remodelación. Pero sé que no basta con ser comunista, hay que estar en el curubito. Así como en Venezuela no basta con ser chavista. La parrafada completa del hombre dice así: "Le están arreglando la casa al negro. La mía se está cayendo y a nadie le importa. Aquí hay que ser comunista para vivir bien".

Triunfo Arciniegas / Diario / En Cuba hay que ser comunista para vivir bien
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