domingo, 28 de febrero de 2016

Triunfo Arciniegas / Diario / La noche del Oscar



Triunfo Arciniegas
LA NOCHE DEL OSCAR
28 de febrero de 2016


De las películas que he visto en estos días y que esta noche compiten en los Oscars, me encantan tres: Renacido, Carol y La chica danesa. Espero que Alejandro González Iñárritu, Emmanuel Lubezki y Leonardo Di Caprio no se vayan con las manos vacías. Si no fuese por DiCaprio, Eddie Redmayne repetiría esta noche (Stephen Hawking el año pasado y La chica danesa ahora). El otro gran actor en la pelea es Brian Cranston, consagrado y premiado por Breaking Bad, una serie que ya hizo historia en la televisión. 


Para mejor actriz y mejor actriz de reparto apostaría por Cate Blanchet y Rooney Mara (Carol). Brie Larsson es la más dura competencia de Cate Blanchett. No sé cómo funciona la Academia: de pronto se inclina más por el dramatismo de una mujer secuestrada que por las artes de seducción de una lesbiana. El vestuario, la fotografía y el sonido de Carol son maravillosos. No he visto 45 años: entiendo que la actuación de Charlotte Rampling es esplendorosa. Este año, Jennifer Lawrence (Joy, qué cosa tan aburrida esta película: la historia de un trapero) no tiene nada que hacer en esta lista.

¿Es mejor Rooney Mara que Jennifer Jason Leight (Los odiosos ocho) Rachel McAdams (Spotlight), Alicia Vikander (La chica danesa) o Kate Winslet (Steve Jobs)? Ojo con Alicia Vikander, que sube como un cohete.

¿Sylvester Stallone ganará el Oscar? Sería una anécdota más que otra cosa. Aunque es el favorito, me parece que es como si para el Nobel de Literatura pensaran en Coelho. Todo pasa en la Viña del Señor: la academia sueca premia a Patrick Modiano y deja de lado a Murakami, premia a Le Clézio y deja de lado un escritor de talla mayor como Philip Roth, premia al espantoso Camilo José Cela e ignora a Borges. Prefiero a Tom Hardy (Renacido).

El año pasado en México vi Amy, extraordinario documental sobre la vida y las desdichas de ese prodigio de mujer y artista que fue Amy Winehouse. Pero no conozco los otros cuatro documentales que se disputan el Oscar.

Pienso que El abrazo de la serpiente no tiene nada que hacer frente a El hijo de Saúl, la mejor película del 2015 en Estados Unidos y, según algunos, la mejor de la década. Ojalá me equivoque. En todo caso, mi opinión no es de fiar: fui a ver El abrazo de la serpiente y me quedé dormido. La culpa es mía, por supuesto. Se me caen de las manos Ulises, de Joyce, y El ruido y la furia, de Faulkner. El abrazo de la serpiente vale la pena, por supuesto, pero no supe apreciarla. No sé mucho de estos asuntos. Por ejemplo, no entiendo por qué en la lista de las mejores películas figuran El puente de los espías (devuélvame mi espía y le entrego el suyo) Marte (o cómo cosechar en su propio excremento) y Brooklyn (vaya a casa pero no se olvide del marido). Esta frase señala lo poco que sé del asunto. (Tampoco entiendo todavía por qué el año pasado le fue tan bien a Gravedad, la película de Alfonso Cuarón: no me creo estas historias espaciales.) En fin, mejor repasen la lista de nominaciones y hagan sus propias apuestas.

Seguramente me arrepentiré de estas líneas en unas horas.




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