martes, 22 de agosto de 2017

Casa de citas / Manuel Vicent / Beckett

Samuel Beckett

Manuel Vicent
BECKETT
BIOGRAFÍA
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El talento de Joyce anulaba el que pudieran tener sus discípulos, a quienes regalaba corbatas a cambio de que le leyeran fragmentos de la Divina Comedia cuando estaba casi ciego. Beckett desarrolló con el maestro un amor precavido, a veces muy cerca del odio, porque sabía que era peligroso permanecer mucho tiempo al lado de un genio, con una traba añadida: Lucia, la hija de Joyce, una chica muy inestable y convulsa, se había enamorado de él. "Vengo a ver a tu padre, no a ti", le decía, y a partir de ahí comenzaba la tormenta, hasta que un día se vio obligado a dejar de visitar la casa. No consta que Joyce le regalara a su devoto Samuel ninguna corbata, pero le dio este consejo: estéticamente tiene el mismo valor la caída del ángel que la caída de una hoja.

Beckett vivía con Suzanne Deschevaux, siete años mayor que él, con la que se casaría en 1961. En su apartamento del bulevar Saint Jacques no había sillas ni cuadros, ni más enseres que el propio vacío. Allí Suzanne cosía y daba clases de piano para alimentarlo, pero Beckett también era una gran máquina de amar mujeres. Tuvo muchas amantes. La más conocida fue Peggy Guggenheim, quien le creía un escritor frustrado, pero muy atractivo a causa de su rareza, un tipo siempre imprevisible, que se pasaba toda la mañana en su cama sin hacer nada. Cuando un día esta judía millonaria se lo reprochó, él le dijo que se dedicara a comprar pintura y que le dejara en paz. Entonces a Beckett comenzaron a salirle unos granos en el cuello y, creyendo que era cáncer, se puso a escribir como si braceara con la máxima furia contra la muerte. Arrástrate por el polvo, pero hazlo luchando.
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MANUEL VICENT
Póquer de ases
Alfaguara, Madrid, 2009, págs. 36 y 37



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